lunes, 28 de junio de 2010

Lo esencial es invisible a los ojos

Roger Silverstone nos sugiere pensar a los medios de comunicación como un proceso de mediatización. Esto implica la transformación constante de significados y nosotros, directa e indirectamente, contribuimos a su producción. Es decir, consumimos sus productos y los resignificamos continuamente.

En nuestra cultura, las formas simbólicas son creadas por los adultos y los jóvenes pasamos a ser un objeto de disputa. Somos el futuro, pero también el presente y las miradas adultocéntricas giran en nuestro entorno.

Por un lado, creen que no nos importa el pasado y que no tenemos preocupación por el futuro y que tan sólo vivimos el instante, el hiperpresente.

Por otro, nos incorporamos al mundo globalizado como trabajadores y creadores de bienes, y como consumidores de formas simbólicas. En torno a nosotros se crea un mercado con ofertas exclusivas para nuestra edad.

El concepto de “ser joven” parece tener sus propios hábitos, ideas, rituales y numerosos elementos que nos hacen sentir una especie de cultura continuamente en la mira.

Finalmente ¿qué pasa con la aparición de los jóvenes en los medios? En nuestra cultura, el hecho de “ser, de existir” está asociado con aparecer, con figurar, con ser reconocido. No hay nada mejor que mostrar nuestros hábitos al mundo e incluso exagerarlos y llevarlos por el camino de los dramático, que los espectadores desean.

Aunque suene contradictorio, muchas personas invierten tiempo y dinero para mantenerse de una manera juvenil, mientras que los adolescentes somos demonizados con perversas historias que nos quieren hacer creer que somos peligrosos y así seguir viviendo llenos de significados vacíos.

¿Por qué será? ¿Qué tenemos en nuestras manos como para que nos mantengan “adormecidos”? ¿La capacidad de hacer con el futuro lo que queramos? ¿Pensar crítica y colectivamente? ¿Cambiar el mundo tal vez?

Rochi B. Díaz

.

No hay comentarios:

Publicar un comentario